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Duendes de la Navidad

27 de diciembre , 2017 - 11:46:am

Un recuerdo no deja de ser una vivencia significativa, puede causar dolor, alegría, en otros casos nostalgias. La Navidad es un espacio que determina ciertas magias,  el nacimiento es una de ellas. La esperanza conforma otra. En la calle todos corren, la velocidad de vivir genera que la experiencia  tiempo sea rápida  y fugaz, como  el apriete de un botón o la respuesta de una aplicación. Nos  automatizamos y estereotipamos  con el correr acelerado del tiempo, fijate: ¿ Cómo andas?;  una y otra vez:  repetidas veces respondemos «Todo bien», una suerte de generalidad que oculta  riquezas asombrosas.

Como se dijo, en la Navidad se producen ciertas magias, administradas por actantes culturales  que  lejos de estar metidos en un sistema se atreven a salir  de la pista de carrera, una forma de vencer la velocidad del tiempo y generar productos significativos para alguien extraño a ellos;  es el caso de Ana y Oscar.  Ambos lejanos en el espacio y cercanos en la iniciativa conforman el foco de esta nota: » Duendes de la Navidad».   Ana ( Ríos) con más de 50 es militante política, no solo vive al límite de las emociones, éstas son generadas porque la mujer  vive al límite del sistema económico, político, social una bohemia sufrida, quien no. Una analista social posicionada desde el margen de la vida misma;  es que su historia mesopotámica la llenó no solo de inundaciones sino de poco y de nada. Admite ser ¨pechadora¨ de los políticos, del comercio, del propio juez y sus esfuerzos no son para sí sino para otros, extraños totalmente.

Oscar ( Aballay) es policía tiene  38 años, vivió con ciertas carencias su niñez, cohabita el sistema pero desde su perspectiva se ubica fuera del cuadro para contemplar  los hechos, entre ellos el delito  o también la vulnerabilidad de la víctima; en este caso contempla a Yanco y su hermanita » están descalzos» el comercio todavía no abre, la vereda ampolla la planta de los pies de los niños. Oscar goza  del tiempo a su favor para poner en el lugar de Yanco su  propia historia, la de su hijo y el presente de ese extraño.

Falta nada para las 19:00 y Ana solo consiguió 4 bolsas de caramelos, como su corazón es compatible con la red social, la convocatoria a miles de seguidores está hecha . «Papá Noel llega al barrio Río Negro a las 20:00″ . Oscar deja atrás su tarea cotidiana y ya es tarde » Se metió en la historia de una madre de Villa Hipódromo que con sus hijos busca trabajo «.

Los duendes están en acción, algo los motiva, algo les pasa adentro, una energía especial los conmueve y moviliza. De pronto la magia es posible: el policía es padre de un extraño por minutos, asume el rol y calza  esos pies con » zapatillas nuevas, ni donadas, ni remendadas, ni dadas; nuevas».  Ana se trasviste y asume el rol de Papá Noel, todos los años lo hace. El personaje del Tadeo Rojo pasó de la careta al maquillaje, de un traje puesto a la maravilla actoral de la personificación, Ana es Noel y en su trono de la  casa de bolck rosada, con carteles de paella para el domingo, allí cercana al planchador y a la mesada el hombre de rojo asiste en su falda al primer extraño.

Los duendes convergen en un hecho significativo que quedará en el recuerdo de esos extraños niños. La satisfacción es plena dice con su voz de fumador un Papa Noel de  hermosas curvas y de ojos azules mesopotámicos. » Es un momento que me llena el alma» dice aquel otro Noel de botas y uniforme azul.

 

La tradición es recuerdo y se edifica con acciones significativas de algunos duendes, capaces de salir un momento de la pista acelerada del mundo y  conducir acciones a gente totalmente extraña.

 

 

 

Por Gustavo Rey