La oposición demócrata ganó el martes el control parcial del Congreso de Estados Unidos, un revés para el presidente Donald Trump en unas elecciones de mitad de mandato presentadas como un referéndum sobre su gestión y en las que se registró una alta participación.
El partido del expresidente Barack Obama obtuvo la mayoría en la Cámara de Representantes, que no tenía desde 2010, mientras los republicanos de Trump mantuvieron su predominio en el Senado, según proyecciones de la radio pública NPR.
Trump, que estaba viendo los resultados desde la Casa Blanca, donde pasó el día recluido con amigos y familiares, destacó en Twitter el «tremendo éxito» de los comicios, en un mensaje llamativamente escueto.
Pero aunque la «ola azul» anti-Trump no se concretó, la pérdida del dominio de ambas cámaras, del que gozaba tras su sorpresivo triunfo, complica sus próximos dos años de mandatos.
Con este triunfo, los demócratas podrán no sólo bloquear iniciativas del mandatario sino también investigar sus finanzas y ahondar en la presunta colusión entre su equipo de campaña y Rusia en 2016.
Sin embargo, el hecho de que los republicanos reforzaron su mayoría en el Senado (donde ganaron dos asientos) prácticamente le garantiza que no será tumbado en un «impeachment».
Nancy Pelosi, la actual líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, que probablemente vuelva a presidirla, anunció la «restauración del sistema de poderes y contrapoderes constitucionales frente a la administración Trump», pero prometió trabajar con los republicanos.
«Un Congreso demócrata va a trabajar en soluciones que nos unan, porque todos hemos tenido suficientes divisiones», dijo.
En los comicios de hoy se renovaban al completo las 435 bancas de la Cámara de Representantes. En el Senado, los asientos en liza eran 35 de los 100 que tiene. También hubo 36 elecciones a gobernador.
No solo el afán del Partido Demócrata convirtió estos comicios en un plebiscito sobre Trump, sino que también lo impulsó el propio mandatario, que se hizo prácticamente omnipresente en el final de la campaña. Y agitó el miedo a la inmigración para movilizar a la base que justo dos años atrás le garantizó la victoria que tomó por sorpresa a prácticamente todo el mundo.
Las elecciones de medio mandato son normalmente un castigo para el partido del mandatario que se encuentra en la Casa Blanca y los demócratas, desnortados desde la derrota de Hillary Clinton hace dos años, necesitaban indispensablemente esta victoria. Ahora comenzarán los movimientos en busca del candidato con más posibilidades de ganar a Trump en las urnas en 2020.