El resultado del festejo gira en dos direcciones: por un lado, el impacto social, difícil de calcular ya como proyección electoral aunque a contramano del objetivo que expone la campaña oficialista. Se trata de generar expectativa social y económica, con eje en la vacunación y las medidas sanitarias, renglón sobre el que golpean, precisamente, las visitas y encuentros en Olivos. Por otro lado, trasciende la intención de dar con el “responsable” de lo ocurrido. El camino de la foto alimenta especulaciones conspirativas y también operaciones para desacreditar a periodistas. No resulta extraño, pero en esa visión pasaría a ser un dato menor el hecho que las fotografías ponen a la vista de todos.
La oposición se fue alineando en una respuesta fuerte, con declaraciones y hasta con un pedido de juicio político, más allá de que no tenga chance alguna. La respuesta oficialista apunta a rechazar esa carga. Pero la preocupación electoral, antes que nada, se alimenta de temores sobre el impacto que podría tener en las expectativas de recuperar voto desencantado y crecer sobre su núcleo duro, con base en Buenos Aires. Se verá, pero el desconcierto inicial y la tensión posterior -expuesta por Sergio Berni, Oscar Parrilli y voceros formales e informales, de entrada- señala que al menos altera los planes.
En definitiva, y aún en el caso de tomar como atendible la especulación sobre una operación armada -contra el oficialismo en general o para perjudicar sólo al Presidente-, el elemento central sigue inalterable: la celebración del cumpleaños de Fabiola Yañez, las visitas y encuentros en Olivos, en momentos de duras restricciones por el coronavirus. Se trata de una naturalización de privilegios en el poder./INFOBAE