La última noche de las patronales de Santa Bárbara contó con la liturgia musical de Vicentico. En el templo del sonido del Jesús Patrocinio Morales el artista con sus músicos ingresan camuflados en la oscuridad y bajo el humo cómplice. Entorno especial para contar historias de vida.
El veterano rodeado de jóvenes luce un simple jean gastado, la remera negra y una campera, su peinado es alocado, trabajado por los ritmos intensos de la gran ciudad aunque también describe extensas caminatas por suburbios .
Vicentico sumerge al público en su mundo interno , los visitantes acompañan en silencio y fijando atención. Los caminos de la vida no son lo que yo esperaba, no son los que yo quería, no son los que imaginaba convergen en un juego de coro masivo que gradualmente elevan en cada bis e invitan lágrimas a escapar de la estructura rígida y formal de un sistema que no llora.
Vicentico es un viaje que moviliza almas de la pasividad a la convición de vivir y sentir . Un mix de calle, filosofía, nostalgia, bohemia y finales abiertos que estimulan esa construcción necesaria del espectador.
Metódico, simple, Vicentico moviliza anaqueles de significados compartidos de miles que se dejan llevar y atrapar en un contexto de absoluta entrega y confianza. Vicentico es agradecido, e inmediatamente el público es reciproco con el aplauso; el artista maneja tiempos que diseña para lograr el aura de un encuentro alado, sano y único.