Padres de niños con trasplantes y en diálisis se encadenaron frente a un hospital de Venezuela para exigir al gobierno medicinas que salven a sus hijos. «Por favor ayúdennos, ni yo ni mis amigos queremos morir», pidió entre sollozos una niña , de 11 años, junto a su padre encadenado a la reja del hospital. El hombre denunció que su hija, trasplantada en 2016, lleva dos días sin tomar el medicamento que evita el rechazo de un riñón donado.
«Que no vengan a decir que esto es un show mediático», declaró a los periodistas, el papá de la nena transplantada. Con un barbijo, su hija desplegó un cartel con la frase: «Auxilio, mi riñón y mi vida están en riesgo por falta de inmunosupresores».
En lo que va de 2018, siete trasplantados murieron por rechazo de órganos. Otros nueve perdieron el trasplante y volvieron a diálisis, mientras cerca de 30 enfrentan ese riesgo.
Se estima que unos 3.500 trasplantados no tienen acceso a inmunosupresores, de 16.000 pacientes renales.
La escasez de medicinas para enfermedades de alto costo llega a 95%, en tanto las esenciales, como hipertensivos, es de 85%, según la Federación Farmacéutica.El desabastecimiento de insumos médicos alcanza 85%, de acuerdo con varias ONG, que piden al gobierno acudir a la Organización Panamericana de la Salud en busca de ayuda.