“La Armada es una forma de vida y ayudó a formarme como persona” Suboficial sanjuanino es encargado de la cocina del transporte ARA “Canal Beagle. El Suboficial Primero Eduardo Tello es apasionado de navegar y cocinar. Ha estado 22 años de su carrera naval embarcado y vive cada navegación con gran disfrute. Hoy se encuentra a bordo del ARA “Canal Beagle” que finalizó su participación en la Campaña Antártica de Verano 2017/18.
El buen comer colabora con el bienestar del personal en navegación y el Suboficial Primero Eduardo Tello lo tiene muy en claro, es por ello que trabaja arduamente en la elaboración de cada uno de los platos.Además de dedicado cocinero, es muy consultado por sus compañeros de división por su experiencia y por su calidez al momento de transmitir sus conocimientos. Y durante la comisión antártica, lejos del hogar, incentiva al personal a nunca bajar los brazos.
El Suboficial Tello es encargado de la División Sierra (Servicios) y de la cocina del transporte ARA “Canal Beagle”, aunque también realiza otras tareas a la par de sus compañeros suboficiales y cabos de la cocina. Considera que la mejor forma de dar el ejemplo es trabajando: “Si el encargado se sacrifica, el resto de la gente también pone lo mejor de cada uno”.
Oriundo de la provincia de San Juan, del Departamento Chimbas, Eduardo ingresó a la Armada Argentina por iniciativa propia. Contó que al momento de anotarse no tenía familiares ni amigos en la Fuerza, pero sintió que el mar y la Armada eran su destino. “Cada vez que veía un buque gris en la televisión, sabía que quería estar ahí”, recalcó. A pesar de que su familia no quería que se aleje de su ciudad natal, su convicción fue más fuerte.
Se acercó a la Delegación Naval de San Juan, se anotó, rindió los exámenes y a los pocos meses se encontraba en la estación de trenes junto a sus padres y hermana que lo despedían porque se iba a Buenos Aires a comenzar su carrera naval en la Escuela de Suboficiales de la Armada.
El encargado de la cocina del transporte recordó: “Entré a la Armada el 8 de febrero de 1988, hace 30 años. Ese día fui a tomar el tren a la terminal de San Juan; al subir empecé a conocer a mis futuros camaradas. Pasamos también por Mendoza, donde subió otro grupo de aspirantes navales”.“Luego llegué a la escuela y por suerte me adapté rápido a la vida militar. Desde el primer momento sabía cuál era mi meta y eso me ayudó mucho a pasar el día a día lejos de San Juan”, comentó el Suboficial Tello.
El placer de cocinar a bordo
Al momento de la designación de especialidad a Eduardo Tello le tocó la de cocinero, y si bien no era un experto en la materia, aprendió rápidamente. “En San Juan nunca había ni tocado un horno”, recordó sonriendo.
“Durante el primer año de escuela aprendí muchísimo de la cocina, y egresé con el conocimiento para poder desempeñarme en los diferentes destinos de la Armada. Sumado que a lo largo de la carrera fui cruzándome con muy buenos cocineros de quienes adquirí sus saberes”, sostuvo Tello.
A partir de allí, el suboficial comenzó una extensa carrera por diferentes destinos de la Armada: su primer pase fue la corbeta ARA “Guerrico” y luego el rompehielos ARA “Almirante Irizar” con el que conoció por primera vez la Antártida. “Jamás creí poder estar en ese lugar del mundo, era un sueño conocer el continente blanco”, recordó con melancolía.
Luego de aquella Campaña Antártica, el suboficial realizó el Viaje de Instrucción con la fragata ARA “Libertad”, y pidió realizar el curso de submarinista al año siguiente.
Habló sobre las particularidades de ser un cocinero de submarino. “Dentro de las clases de capacitación uno aprende sobre los quehaceres de todos los cargos, porque todo el personal hace un poco de cada cosa; a diferencia de las otras unidades en donde cada uno hace sólo de su especialidad”.
“En cuanto a la parte específica de cocina, uno tiene que adaptarse al poco espacio del submarino. En las cocinas de los buques el cocinero puede desplegarse sin problema, mientras que en el submarino hay que aprender a ser muy ordenado”, expresó.
El Suboficial Tello recuerda una tradición culinaria de los submarinos donde la primera comida luego de zarpar es pizza de entrada y milanesa con ensalada de plato principal. “Yo ya la preparaba mientras estábamos amarrados, así cuando salíamos a navegar podía tener todo listo con los horarios que exigía la rutina de a bordo”, sostuvo el cocinero sanjuanino.
Dentro de la Fuerza de Submarinos el suboficial Tello fue cocinero del submarino ARA “San Juan”, ARA “Salta” y ARA “Santa Cruz”. Lleva a la Fuerza en su corazón: “Los submarinistas somos como hermanos, somos todos uno, como una familia”.
A lo largo de la carrera Tello formó su familia, que supo de ausencias por navegaciones y del sacrificio por la vida naval. Cuando llega a su casa lo acompaña su esposa Ivone y sus cuatro hijos. “Les cuento mis experiencias de a bordo y aunque todos quedan escuchando sólo mi hijo más chico quiere seguir la vida de marino”, confesó.
Siendo el más grande a bordo, los compañeros del “Beagle” le dicen de manera cariñosa “el viejo” y escuchan cada una de sus anécdotas. Le encanta estar embarcado y se entristece al pensar que esta puede ser su última navegación: “Por mi edad y jerarquía, la vivo de una manera muy especial, disfrutando cada momento”.
Para finalizar, expresó lo importante que fue, y es, la Institución en su vida: “La Armada es una forma de vida, aprendí mucho, conocí gente muy valiosa, lugares a los que nunca hubiera ido, formé mi familia y, sobre todo, me ayudó a formarme como persona”. “Siento que a lo largo de mi carrera le di mucho a la Armada, y la Armada me dio mucho a mí”, concluyó el cocinero sanjuanino del “Beagle”.
El transporte ARA “Canal Beagle” en la Antártida
El buque transporte de la Armada depende del Comando de Transportes Navales y esta semana finalizó su participación en la Campaña Antártica de Verano 2017/18.Por 4 meses, la embarcación realizó tareas logísticas de abastecimiento en el continente blanco a las bases y apertura de refugios antárticos: recambio de personal civil y militar y reabastecimiento de víveres y materiales.Durante la primera etapa de la campaña, el “Beagle” llegó a la isla 25 de Mayo donde reabasteció la base antártica permanente Carlini y realizó la apertura de las bases temporarias Teniente Cámara, en isla Media Luna, y Decepción en isla-volcán Decepción.
El itinerario continuó por las bases Primavera, Melchior, Brown; y los refugios antárticos Capitán Caillet Bois y Ballve. Haciendo lo propio en la segunda etapa, con el repliegue de personal y residuos de las bases y refugios nombrados.
Las Fuerzas Armadas argentinas y sus bases antárticas brindan el apoyo logístico a las investigaciones y tareas científicas que se desarrollan en la Antártida ininterrumpidamente desde hace 114 años. Se realizan trabajos de investigación en sismología; estudios punto geodésico (detección de la deriva continental); seguimiento de mamíferos y aves; estudio de algas y hielos; recolección de datos meteorológicos: presión, humedad, temperatura del agua, observación de nubes y vientos.
El “Canal Beagle” es una de las unidades de la Armada que participa de las campañas de verano, cuenta actualmente con una dotación de 146 personas y está comandado por el Capitán de Corbeta Guillermo Ortega.
Durante su estadía en el puerto de Ushuaia, a comienzos de este mes, el transporte realizó el repliegue final de cargas y personal saliente de las bases, y partió a su apostadero natural en Buenos Aires donde se realizará el tratamiento de la basura recolectada en las diferentes bases antárticas.