Las autoridades indonesias anunciaron el entierro de las víctimas del tsunami y el terremoto del viernes en fosas comunes en las afueras de Palu, no lejos de un pueblo donde centenares de personas quedaron sepultadas por avalanchas de barro.
La cifra de muertos ya supera los mil. Hay cortes de luz, escasez de alimentos y gasolina y menos personal del necesario para asistir a los afectados. Las rutas están bloqueadas por las grandes grietas y una marea de barro arrasó decenas de casas. «Las carreteras se convirtieron en polvo», relatan los habitantes.
Las autoridades dijeron que podría haber «centenares de personas enterradas» bajo las montañas de tierra y escombros. Mientras tanto, siguen sepultando los cadáveres en fosas comunes con el objetivo de prevenir enfermedades y epidemias.
Además de los muertos, las cifras oficiales hablan de 90 desaparecidos, 632 heridos y 48.000 personas atendidas en más de un centenar de centros de acogida.
El portavoz de la agencia de gestión de desastres, Sutopo Purwo Nugroho, declaró en Yakarta que la ayuda logística, escoltada por soldados, empezó a distribuirse entre los damnificados y que la vuelta del suministro eléctrico sigue siendo una prioridad.
Sutopo dijo también en una rueda de prensa que el número de extranjeros que se encontraban en esa región cuando comenzó la catástrofe es de 114 personas, y no 71, como se creía antes.
El presidente de Indonesia, Joko Widodo, comenzó coordinar la distribución de ayuda internacional, ya aprobada en el caso de la Unión Europea, que destinó 1,5 millones de euros. Centenares de personas se agolpaban esta mañana a la entrada del puesto de comandancia militar en el centro de Palu, en busca de alimentos, y protestaban gritando «Tenemos hambre».
Fuente Todo Noticias