José Manuel Coronado, el jugador de la selección argentina de amputados partió ayer a Buenos Aires, allí concentrará junto a su equipo por unos días antes del llegar a México, donde disputará la Copa Mundial. Esta vez la selección de amputados no llegará por partes. Desde la AFA, la gestión de » Tapia buscó contener a todo el grupo» aseguran, » Costó mucho entender, que somos una selección de fútbol que representa al país». Aunque no tendrán prensa mundial, gestionan la participación de un equipo al menos de la TV Pública para rescatar escenas de gloria sin tanto marketing, de camisetas transpiradas por hambre de gloria «estuvimos ahí de ser campeones en más de dos oportunidades» dijo Coronado en repetidas ocasiones
Quizás el seleccionado de amputados repitan la gloria de aquel México 86…
Sin embargo la historia de hoy no pasa por José Manuel y su equipo de manera directa, sino por su esposa Andrea Olivera y Mary Alé de Coronado, su madre. En este día tan especial decidimos desayunar con ellas, mujeres que hace 14 años recibieron «la peor de las noticias». José Manuel festeja todos los 14 de Octubre su volver a nacer, Dios lo quiere mucho; nuestro Messi pocitano como lo conocemos hoy tuvo que pasar un proceso o tránsito desde la oscuridad a la nueva vida «él en realidad, no le gusta hablar de esto, pero él nos ayudó a todos a ver la vida desde otro punto de vista, a sobreponernos a adversidades, a creer, confiar y construir a partir de un nuevo escenario», coincidieron las Madres.
Detrás de José Manuel hay un verdadero equipo, Coronado trabaja en el comercio y por las tardes religiosamente tres días a la semana entrena y mucho. Adelanta francos para estar con sus hijas en los cumpleaños y colaborar con su esposa. «Tiene algo, no se que, el tradicional caramelo para los niños que pasan por su caja, su cordialidad y energía hace que la vida sea más linda»
«No fueron tiempos fáciles», » ama el fútbol, le apasiona y pertenece al seleccionado argentino de amputados, Dios lo puso ahí por algo, de otra manera hubiese sido imposible llegar a ese sueño» dice su madre con ojos humedecidos.
En este desayuno » la suegra y la nuera juntas y unidas» venciendo todo tipo de modelo estereotipo que confina esta relación a la peor de las miradas en la mella social » si no hubiese sido por la esposa que tiene …» dice Mary emocionada mientras toma con fuerza la mano de Andrea, la química las potencia como madre e hija.
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